En el debate sobre las reformas a la Caja de Seguro Social, escuchamos muchas “verdades” absolutas: “Quiero saber con cuanto voy a jubilarme”, “esto se resuelve restringiendo el número de beneficiarios” o “es solo un problema técnico”. Pero estas percepciones, aunque populares, son como los mitos: simplificaciones que no siempre reflejan la realidad.

La seguridad social es mucho más que números en un estado de cuenta. En este artículo, busco exponer su propósito original, uno que va más allá de la jubilación y toca el corazón mismo de cómo nos protegemos como sociedad.

¿Qué es la Seguridad Social?

La seguridad social es un concepto que engloba un sistema integral donde diversos actores del Estado —empleados, empleadores, el gobierno y la sociedad civil— participan en un acuerdo colectivo. Este sistema establece parámetros para garantizar el bienestar, la salud y la estabilidad socioeconómica de quienes contribuyen, así como de sus dependientes.

En palabras simples: la seguridad social es como un paraguas que nos protege en los momentos más difíciles. Por ejemplo:

•Cuando perdemos la capacidad de trabajar debido a la edad (jubilación).

•Si una enfermedad nos deja temporalmente incapacitados (sí, esos 18 días al año que damos por hecho los panameños y usamos como vacaciones, pues nos cuesta a todos cada vez que alguien los toma).

•En caso de accidentes laborales, maternidad o incluso muerte.

Pero no siempre fue así. Antes de su creación, las personas quedaban a la deriva frente a los riesgos de la vida. Para entender por qué es tan importante, volvamos al siglo XIX.

El Propósito Original de la Seguridad Social

Imagina que estamos en los 1800. Eres un trabajador en una fábrica, haciendo turnos de 12 a 16 horas al día, 6 días a la semana. No hay seguro médico ni pensión. Si te enfermas, no trabajas. Si no trabajas, no comes. Si envejeces y ya no puedes cumplir con el ritmo de la fábrica, te conviertes en una carga para tu familia, si es que la tienes, o terminas dependiendo de la caridad pública (si existe).

La revolución industrial trajo progreso, pero también una inmensa desigualdad y precariedad. Fue un periodo donde los Estados no tenían ni la capacidad ni el interés de observar lo que ocurría con la población. Esto dejó un vacío que se hizo evidente: los trabajadores eran desechables, y las grandes corporaciones crecían al costo de vidas humanas.

Ante este caos, Otto von Bismarck, un estadista militar alemán conocido por su pragmatismo, se inventa lo que hoy llamamos seguridad social. ¿Por qué un militar haría esto? Porque entendió que para mantener la “paz social” y evitar revueltas, era necesario encontrar un balance entre los intereses de los trabajadores, los empresarios y el gobierno.

Bismarck crea un sistema basado en la idea de una cooperativa. Cada parte contribuye según su capacidad, y el Estado regula para proteger a los más vulnerables. Así nace este paraguas que mencionamos antes: un sistema que da seguridad en los momentos de mayor incertidumbre.

¿Cómo se adopta en Panamá?

En los 1940s, Panamá vivía una realidad similar: desigualdad, precariedad y falta de acceso a servicios básicos como la salud. Arnulfo Arias, influenciado por estas corrientes globales y asesorado por su amigo Manuel María Valdés, funda la Caja de Seguro Social (CSS). Esta institución unificó los diferentes sistemas gremiales en un solo régimen para proteger a la masa laboral del país.

En ese tiempo, la idea de la seguridad social se veía con sospecha. Muchos la llamaban “socialista” o “nefasta”. Pero había demostrado ser una herramienta poderosa para reducir desigualdades y promover el desarrollo en otros países.

¿Por qué importa hoy la Seguridad Social?

Hoy enfrentamos un contexto muy distinto: la era de la información, avances tecnológicos como la inteligencia artificial y un envejecimiento poblacional acelerado. Esto nos lleva a una reflexión:

¿Es suficiente el modelo tradicional de “yo aporto, me jubilo y ya” en este siglo?

La seguridad social debe evolucionar para responder a nuevos desafíos. Por ejemplo:

  • ¿Podría incluir transporte público gratuito para adultos mayores y discapacitados?
  • ¿Deberíamos garantizar vivienda digna para quienes ya no pueden trabajar?
  • ¿Cómo equilibrar las finanzas del sistema ante estas nuevas demandas?
 

La respuesta no es simple, pero el debate es necesario. Este es un momento crítico para Panamá. La discusión sobre el Proyecto de Ley 163 nos da la oportunidad de repensar qué tipo de seguridad social queremos construir para las próximas generaciones.

Un sistema que involucra a todos

Es fundamental recordar que la seguridad social no es solo responsabilidad del gobierno. Todos somos parte del sistema:

  • Las empresas que aportan por sus empleados.
  • Los trabajadores que pagan cuotas.
  • El Estado como garante de las reglas.

La seguridad social no se trata solo de cuánto recibiremos al jubilarnos. Es una conversación sobre el tipo de sociedad que queremos construir: una que proteja a los más vulnerables y garantice estabilidad para todos.

Así como los trabajadores del siglo XIX lucharon por condiciones básicas de dignidad, hoy nos toca a nosotros definir qué significa seguridad social en este siglo.

En el próximo artículo, exploraremos cómo llegamos al sistema actual y las lecciones que nos ha dejado la historia de la seguridad social en Panamá. Y si te perdiste el primero de esta serie, puedes leerlo aquí: La Mitología de la Seguridad Social Panameña.

¿Estamos listos para construir un sistema que realmente responda a nuestras necesidades actuales y futuras? ¡Te espero en la siguiente entrega!

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